miércoles, 7 de octubre de 2015

Hoy todo cambia

Hoy todo ha dado un giro radical. He comenzado el proceso de independencia del amor. ¿Por qué nos volvemos dependientes y nos sumimos en un oscuro y nublado, sumiso, abismo? Porque olvidamos cuál es la verdadera esencia del ser humano: el egoísmo. Al olvidar que somos egoístas esperamos que el otro nos rescate, que nos prometa amor, dedicación, que nos quiere y que nos va a proporcionar todo aquello que necesitamos. No podemos dejar de soñar con la bondad humana, y es porque queremos tender a ella, pero hacerlo de forma práctica es siempre harto difícil. A veces, por nuestra educación o circunstancias vitales evitamos el conflicto, intentamos ser amables, agradar, caer bien, no molestar, no imponer (y si no imponer manifestar) nuestras condiciones y decir lo que deseamos.  Poner, en definitiva, las cartas sobre la mesa. 

Pues hoy yo las he puesto, y además me las he puesto a mí mismo. Y todo ha por de ver la evidencia del egoísmo humano. Una relación de amor funciona siempre con el no, con la incertidumbre, con el deseo...de alcanzar al otro y no poder hacerlo del todo. Uno sufre cuando ha sido engañado pensando que el amor nace de una promesa, etc. Por supuesto, este es también un ingrediente fundamental: se llama compromiso. Pero lo que verdaderamente hace el amor posible es la búsqueda del equilibrio entre esos dos egos de deseos diferentes. Es decir, hace falta poner mucha razón y orden en el ejercicio del amor.

Cariño, mira, tú quieres A, pero yo quiero B. Hagamos A y B, ¿vale? Siempre es un error la postura de: Cariño te amo, sé que quieres A. Te voy a dar todo A para ti. Yo olvido B, no importa, es que te quiero tanto....Fatal. Para poder dar a los demás uno tiene que darse a sí mismo, aprender, crecer. Y en el amor el arte, la música, la sociedad, los discursos tóxicos y falaces nos inundan de mentiras que nos hacen creer que el amor es algo ideal...cuando, en realidad, el amor es una cosa que requiere de alta pragmática y arduo aprendizaje. Y tal vez, en su versión ideal, es cuando más tóxico, destructivo, e irreal es. 

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