Juntos vamos a su buhardilla, donde tiene todo lleno de pinturas, materias primas, pinceles, lienzos...papeles. Pero se ha añadido la tecnología. Ahora nos acompaña un iPad, el mac, el iPhone...somos applefans, pero cada vez nos estamos volviendo más críticos con la ponme. Seguimos fumando porros y tomando Rubifen para estudiar, todo aquello que las pasiones y las pulsiones no nos han dejado. Analizamos el mundo y lloramos por tener que someternos y no poder seguir siendo eternos adolescentes…o ser eternos en general, porque siempre el ser humano persigue la idea de eternidad. No hemos madurado y buscamos el camino, siempre a capa y espada entre los límites que se te imponen cuando aprendes de los yerros del pasado y la seguridad….ahhh…seguridad.¿Qué eres?
Nos refugiamos ahí y mientras fumamos y pensamos en que venga alguna chica o chico a tener sexo en su buhardilla. Incluso, algún día estuvimos a punto de morir, al quedar el picaporte encallado. Por suerte, hay cerrajeros y móviles. Pero curiosamente todo sigue recordando a Henry Murger con escenas de la vida bohemia.
Muchas veces pensamos que sólo somos unos malditos drogadictos, pero qué va. Ya éramos así antes de conocer la droga. Sólo es que usamos a esta para depurar nuestras visiones, pero con cuidado y leyendo siempre al gran Antonio Escohotado, especialista en la filosofía e historia de la droga por excelencia a nivel nacional. Somos unos frustrados intelectuales que buscan que les coman la polla y ser libres…en un egoísmo a veces infranqueable…con un cierto regustillo ácido al probar el sabor de este puto mundo.
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